Este relato esta compuesto por varios tuits. Por lo que para establecer un orden coherente está ordenado según encajen las piezas a mi criterio sin cambiar ninguna de las palabras de los autores. Las palabras en rojo son escritas por mi para dar ritmo al cuento. Los autores que participaron en la creación de este relato en la red social Twitter fueron:
Una servidora (@pav_gloria) ,
@shapirowilks @edumrgl @elperrocanario @BilbaoXandra @873aacce7ac4439 @Xovski
@Carmen_STorres @ramon_bassons @LlamanSati @ALMAYPAPEL
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Se encontraba sentada en un bar. Delante de ella, un café y una libreta....la animaban a soñar, como hacÃa cada martes...Mientras sorbÃa lentamente el café, cayó en la cuenta de que la hoja estaba en blanco. Levantó la mirada y la ventana le devolvió su propio reflejo. Se miró a los ojos, y vio a través de ellos lo que buscaba.......De nuevo...Miró por la ventana y vio pasar a una mujer con...Un paquete envuelto en desgastado papel marrón. Se fijó en las ropas de la desconocida y le parecieron algo anacrónicas. ¿Qué persona en su sano juicio llevarÃa una gabardina en pleno verano? y ese sombrero...Le recordaba al personaje de su último libro. Una mujer trastornada por la pérdida de un hijo. No habÃa superado el dolor, tan intenso, las ganas de morir....De su mano...Un niño revoltoso que no paraba de tocar todo y a todos con un manotazo......También vio pasar a un buldog francés que se puso a juguetear con el niño tocón...Hasta que el perro levantó la pata y comenzó a mear en las zapatillas de aquél niño tan impertinente...La mujer iba caminando y, poco a poco, se alejaba de su vista. Entonces, Noelia no pudo reprimir su curiosidad. Se levantó de la mesa, cogió sus cosas y salió a la calle dispuesta a averiguar quién era aquella mujer y que secreto escondÃa....La extranjera caminó por el barrio antiguo de la ciudad, mirando hacia atrás en repetidas ocasiones, como si se estuviera ocultando. Cuando creyó estar segura, entró en......una librerÃa de viejo. Entre las páginas amarilleadas de libros con cien dueños pareció abandonar sus dudas. De una estanterÃa extrajo un gastado ejemplar del ParaÃso Perdido de Milton...en el que, por una vez, los versos rimaban. La extraña figura sonreÃa frente al papel.
-Disculpe. ¿Quién es usted? -preguntó.
Su respuesta: una mirada pÃcara y las siguientes palabras.
-Creà que mi reencarnación serÃa más suspicaz.
Nos vemos en otra historia...